Un interesante artículo de Alejandro Rutto.
John Ruskin: Educar a un joven no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía.
Ingresar al mundo de la educación en condición de estudiante es una experiencia de sueños que algunos sufren pero la mayoría disfruta. En todo caso, el estudio contribuye a modificar el proyecto de vida de quien se inicia en la aventura sin igual de mejorar sus conocimientos. Para obtener el mejor resultado es importante tomar algunas medidas relacionadas principalmente con la disciplina y la organización del tiempo.
Ofrecemos a continuación algunas importantes recomendaciones, de utilidad comprobada, para quienes deseen obtener los mejores resultados.(:)
1. Haga un plan de trabajo en el cual incluya una equilibrada gestión del tiempo dedicada al estudio con el que se destina a otras actividades. Es indispensable apartar el espacio para la asistencia a las clases, las reuniones con los equipos de trabajos, las ocupaciones particulares, la realización de tareas y las lecturas de documentos de la respectiva área de estudios.
2. Terminar los trabajos a tiempo. Es usual la recomendación de evitar que lo importante se vuelva urgente. La palabra clave es TIEMPO. El reloj de los más ocupados y el de los menos gloriosos tiene, por igual, 24 horas pero a algunos el tiempo parece rendirles más que a otros. El corazón de todos está en “sacarle el jugo” a los minutos, de modo que todo lo que haya que hacer, se haga dentro de los plazos previstos.
Incumplir los plazos significa exponerse a las angustias y desesperos del trabajo a presión y a la posibilidad dramática de no responder por los compromisos adquiridos.
3. Participe en los coloquios, discusiones, debates y foros que se den en la clase. Esto permitirá dar a conocer las propias ideas y someterlas a la evaluación, el escrutinio y el estudio de los compañeros y el profesor. También ayudara a que el docente tenga una imagen favorable, pues normalmente estos se forman una opinión positiva de quienes hacen uso de la palabra en su clase. No se trata de “robarse el show” ni de hablar por el solo deseo de hacerlo, si no de hacer aportes validos y útiles, estructurado através de un análisis serio y profundo de cada tema.
4. El puesto del salón en que te sientas si es importante. Se ha dicho en repetidas oportunidades que los buenos estudiantes escogen los puestos de las primeras dos filas y los malos prefieren los lugares del fondo. Esto no tiene que ser así porque entre otras cosas, todos los lugares deben ser ocupados y si todos pertenecieran a los grupos de los excelentes, algunos, de todos modos tendrían que ir atrás.
Te recomendamos coger un lugar en el que te sientas cómodo y evita sentarte cerca de los distractores (una puerta que se abre y cierra continuamente) y cerca del sitio en el que puedas escuchar bien a tu profesor y leer sin interferencias lo que se escribe o proyecta en el tablero o la pantalla.
En todo caso aléjate de tus compañeros demasiado conversadores y desordenados pues no harán otra cosa que estimular la propensión que muchos estudiantes tienen a desviar la atención del tema central de la clase.
Pitágoras: Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.
En la parte uno tratamos cuatro de los buenos hábitos de los estudiantes. En esta segunda parte te damos otras recomendaciones de gran utilidad para que le saques mayor provecho a tu paso por las aulas:
1. Toma bien tus apuntes en clase. En plena época del internet, del computador portátil que muchos estudiantes llevan en el maletín y de las memorias USB en las que en cuestión de segundos se puede guardar toda la información de la clase, aun sigue siendo útil el cuaderno de notas.
Durante su exposición el profesor se referirá a temas que preferiblemente no están en el material que utiliza. Es posible que cuente una vivencia personal, una historia a la que tuvo acceso o un caso relacionado con el capitulo del cual está enseñando. Si el power point, y el internet fueran suficientes las universidades e instituciones ya habrían prescindidos de los profesores, pero esto no ha sucedido ni sucederá por lo menos en el corto tiempo.
Durante su exposición el docente hace cierto énfasis en los temas que para él son muy interesantes e importantes dentro del plan de formación y del programa de evaluaciones. Tomar apuntes, lejos de pasar de moda, se replantea para estos tiempos pues no se trata ahora de “copiar” lo que el orientador, “dicta” si no de consignar de manera oportuna y clara lo más importante de cada temática y sobre todo estar muy al tanto de lo que no esté en los libros, los documentos, o las ayudas didácticas suministradas.
2. Conversa con tu profesor con frecuencia. Tener una buena relación con los profesores permitirá consultarlos sobre aquellos temas en los que se necesita mayor claridad; información sobre la forma de realizar los trabajos y asesoría oportuna y certera.
Los docentes saben que su labor se cumple en el salón de clases pero también fuera de este. Casi siempre están dispuestos a darles atención a sus estudiantes siempre y cuando se les consulte dentro de ciertos horarios en el que tiene más posibilidad de ayudar. La buena relación con el docente tiene además la ventaja de que al final de los estudios, éste con base al conocimiento acerca de la personalidad y el profesionalismo de sus estudiantes podrá recomendarlos para que tengan buen inicio laboral.
3. Ten hábitos de vida saludables. Esta recomendación incluye el hacer ejercicios, dormir lo suficiente y mantener una dieta equilibrada. Vale decir que está alejado del concepto de vida sana el consumo de bebidas alcohólicas y drogas alucinógenas. El conocido principio de mente sana en cuerpo sano tiene plena validez en esta época. Quien tenga problemas de salud verá disminuida su capacidad de aprendizaje y su motivación para cumplir los compromisos escolares.
4. Provéete de un lugar cómodo y acogedor para estudiar. Cómodo hasta el punto que te permita concentrarte en los apuntes, documentos y materiales, pero no tan cómoda que te lleve a la excesiva relajación y con este al sueño (la cama, por ejemplo, no es un buen lugar para el estudio).
El lugar de estudio debe estar limpio, bien iluminado y con una temperatura agradable. Es necesario que no haya contaminación visual ni otros distractores. La mesa debe estar limpia y despejada. Sobre ella no debe haber nada que estorbe y ojala nada ajeno al material de estudio. Todo el ambiente debe invitar a la concentración y a la pasión por el estudio.
Estudiar es una etapa de la vida pero es una etapa de duración ilimitada. Por eso es interesante vivirla plenamente, disfrutarla y sacar el máximo provecho de ella. Estudia con alegría, crece como persona, fórmate como profesional y cuando termines vuelve a estudiar otra vez. Así serás feliz y cada vez estarás más cerca del logro de tus sueños.
Alejandro Rutto Martínez
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